martes, 28 de febrero de 2012

A propósito de la juez Coro Cillán

Me lo quedé porque era mío
José Yoldi, 27.02 2012. EL PAÍS

Una juez tardó un año en resolver para reactivar un caso sobre el 11-M

“A los silenciosos no se les puede quitar la palabra”. Esa irónica frase del poeta polaco Stanislaw Jerzy Lec refleja la única ventaja de los que nunca tienen voz. Porque frente a las florecientes asociaciones de extrema derecha seudopatrióticas, sindicatos sin afiliados más que sospechosos y personal sin escrúpulos que ha decidido hacer carrera a costa de las víctimas y que se lanzan a interponer acciones criminales contra ministros, jueces, policías o políticos, cuyas actuaciones o resoluciones no les gustan, no existe, que se conozca, agrupación de signo ideológico contrario que use los tribunales para obtener similar satisfacción.

El caso viene a cuento a raíz de la decisión de la Audiencia de Madrid de archivar la causa con la que se pretendían reactivar las teorías conspiranoicas sobre los atentados del 11-M y volver con la matraca de que ETA estuvo detrás de la matanza del 11 de marzo de 2004. Para eso era necesario que el explosivo utilizado no hubiera sido la dinamita robada en Mina Conchita por José Emilio Suárez Trashorras y Jamal Ahmidan, sino Titadyn, y para ello era muy conveniente acusar a los artificieros de manipular las pruebas con oscuros propósitos y a los peritos de la policía científica y de la Guardia Civil de mentir con idéntico fin en la pericial de explosivos del juicio del 11-M. Como nada de todo eso resultó del proceso de la Audiencia Nacional, sino todo lo contrario, es decir, que las bombas las pusieron los miembros de la célula yihadista de Leganés y que ETA no tuvo ninguna intervención, el 4 de junio de 2009 el partido Alternativa Española presentó una denuncia contra el comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, jefe de los artificieros el día de los atentados; una perito de los Tedax y otros policías a los que, con base en el libro Titadyn, se acusaba de haber ocultado pruebas de las explosiones del 11-M. El caso cayó en el Juzgado 6 de Madrid y fue archivado el 19 de junio, con un auto de sobreseimiento libre, en el que el juez Ramiro García de Dios destacaba que la denuncia era “totalmente infundada” y que los hechos supuestamente delictivos no resistían “el más mínimo análisis crítico en derecho y desde el derecho”. Finalmente, explicaba que “mediante técnica retorcida y taimada” se trataba de utilizar de forma espuria la jurisdicción penal.

El caso se había tratado de resucitar en la Audiencia Nacional, pero el juez Eloy Velasco entendió que era cosa juzgada. El magistrado añadía que “no se puede practicar siempre la misma prueba hasta llegar al resultado apetecido”. Cegadas esas vías, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M presentó el 9 de julio de 2009 una querella por los mismos hechos, que en lugar de remitirse al Juzgado número 6 como, por antecedentes, debería haberse hecho, se repartió al Juzgado 43. Y la juez Coro Cillán, jaleada por la acorazada mediática conspiranoica, se empecinó en investigar unas conductas que otro juzgado ya había declarado que no eran delictivas. La abogada de los policías, María Ponte, pidió el sobreseimiento libre y explicó a la juez que era cosa juzgada. Dado que si el caso pasaba a la Audiencia se lo iban a quitar —como así ha sido—, la juez Coro Cillán tardó un año y cinco meses —del 21 de diciembre de 2009 hasta el 25 de mayo de 2011— en denegar la pretensión de la defensa. La abogada le tuvo que recordar en tres ocasiones que seguía sin resolver su petición, lo que le impedía apelar a la Audiencia. Cillán solo se dio prisa después de que la letrada la denunciara en el Consejo del Poder Judicial. La actuación de la juez al no resolver para quedarse con el caso encajaba en la falta muy grave de “desatención o retraso injustificado y reiterado en la iniciación, tramitación o resolución de procesos y causas”. Pero de la actuación del CGPJ nada se sabe. La denuncia probablemente sería archivada, porque Cillán siguió en sus trece hasta que la Audiencia le ha dicho basta.

Ahora que el Supremo ha puesto de moda la prevaricación cabe preguntarse: ¿es delito no resolver en año y medio para evitar que en la apelación te archiven el caso porque era cosa juzgada y otro juzgado ya lo archivó antes de que admitieras a trámite la querella? Si el caso hubiera sido de otro signo político no tengan duda de que numerosas asociaciones salvapatrias se habrían querellado contra la juez. En este caso, ni los policías perjudicados lo han hecho. Después de casi tres años acusados en un proceso que no se debía haber iniciado, o están agotados o no confían en la justicia. Y ya saben, a los silenciosos no se les puede quitar la palabra.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo ese argumentario es absurdo y tú lo sabes.
Supongamos que yo cometo un delito.
Tu sabes que lo he cometido y me denuncias.
Como no tienes pruebas el juez da el caso por sobreseído.
Posteriormente una tercera persona encuentra las pruebas que me incriminan.
¿Es que ya no puede haber juicio porque el caso fue ya juzgado?
 
Ha sido solo una argucia legal para dejar fuera a la juez. Estaba llegando demasiado alto con los interrogatorios a los responsables de RENFE. Gracias a ella ya sabemos, que no es poco,  que del olmo no fue el que dio la orden de hacer desaparecer los trenes (simplemente ni se entero, fue un muñeco). Estaba a punto de llegar al responsable policial que lo ordenó y casualidad, casualidad de repente se para todo.
 
¿Por qué no dejáis que siga investigando? Si como dices no va a encontrar nada ¿Por qué ponéis tantas pegas?
Entiendo que haya cierta gente implicada que quiera que no se conozca  lo que pasó aquel día. Y no me refiero a las chorradas de la eta que tu y otros ponéis de coletilla para desacreditar a los que no nos creemos la versión oficial. Pero lo que no entiendo es que don nadies como tú con un simple blog que lo leen 4 gatos os esforcéis tanto en echar tierra sobre algo que aún está muy vivo. ¿Le debes algo a alguien?
 
Simplemente contéstame a este dilema y prometo no volver a cuestionarme nunca más la verdad oficial.
¿Por qué la mochila que “encuentran” sin explotar y de la que parte toda la investigación está llena de metralla y en cambio en ninguno de los 191 cadáveres encuentran metralla?
 

Anónimo dijo...

Hubo algún policía que dijo que encontró metralla incrustada en algunas zonas de los vagones. Que pena que alguien se tomase tanto esfuerzo en hacer desaparecer los vagones.

Anónimo dijo...

Y otra más.
Ahora resulta que aún quedaban restos de un vagón almacenados.

¿Por qué durante el juicio cuando los conspiranoicos decían que lo que explotó no era goma 2, y las victimas se quejaban de que no se podía hacer una prueba de explosivos en condiciones por la destrucción de las pruebas no sacásteis esos restos?

Hubiera sido muy fácil acallar a todos esos conspiranoicos.
Pero no lo hicísteis.

Anónimo dijo...

A ver anónimo listo.
Aquel 11 de marzo del 2004 sobre las 8 de la mañana, de camino al trabajo, comencé a escuchar en Radio Nacional al locutor Julio Cesar Iglesias, que cortó la emisión para dar una noticia de alcance, que se había producido una explosión en un tren de cercanías próximo a la estación de Atocha. Las siguientes informaciones, que se producían siempre interrumpiendo el programa, comenzaron con ocho víctimas, que fueron subiendo, pero que desde el primer momento que se situó la explosión en el interior del tren, todo el mundo sospechábamos que se trataba de una gravedad que solo con el paso del tiempo se fue confirmando a lo largo de la mañana.
A las doce de la mañana ya comentamos entre compañeros que no parecía un atentado de ETA y esa era ya la opinión que llegaba desde algunas fuentes de fuera de España. Por la noche las informaciones que pude captar en los medios portugueses ya atribuían la autoría al terrorismo islamista. Solo los gobernantes mentirosos que teníamos mantuvieron la mentira con todos los medios de propaganda dos o tres días, hasta que ya no pudieron seguir engañando.
Si hubiera sido una conspiración de Zapatero el propio Acebes lo hubiera comido con patatas.
Los fabuladores conspiranoicos dais siempre a entender que la verdad la conocéis vosotros y que pronto se dará a conocer al resto de los mortales.
Estaremos atentos a la Justicia gallarda que ha empezado ya a desvelar la juhez Coro.
El Gatogarduño.

Anónimo dijo...

Gatogarduno, el problema no es que nosotros los conspiranoicos sepamos la verdad sino todo lo contrario.
Sois vosotros los que queréis imponer una verdad oficial.

Solo queremos respuestas a preguntas tan sencillas como quien mando destruir los trenes 48 horas después. Llevamos 8 años intentando que alguien responda. ¿por que tenéis miedo de una pregunta tan sencilla?

Tu que eres tan listo seguro que tienes la respuesta y puedes cerrarme la bocaza.
¿o tu también tienes miedo?