Veintiséis años han pasado desde que, siendo delegado de alumnos en un instituto de bachillerato, propuse que se retirasen los crucifijos de las aulas. En la reunión celebrada con representantes de los padres de alumnos y profesores se consideró que la propuesta era lógica puesto que este país decidió ser aconfesional con la aprobación de la Constitución Española en 1978. La propuesta era lógica, pero no se llevó a cabo, puesto que la decisión tomada en la reunión transcendió la misma y contó con el rechazo de gran parte de los padres de alumnos, que se opusieron fuertemente a ello. Llegaron a tildarme de “anarquista” e incluso los padres de algún amigo mío me retiraron el saludo... cosa que realmente me importaba poco menos que nada, conociendo como conocía sus simpatías hacia fuerzas políticas de ultraderecha.
En fin, pensaba que a estas alturas el debate se habría superado, pero compruebo que la jerarquía reaccionaria que dirige la Iglesia en España no conoce nuestra Constitución ni la realidad social de este país.
3 comentarios:
Totalmente de acuerdo, los crucifijos y cualquier otra manifestación religiosa deberían de estar fuera de cualquier escuela que reciba dinero público, salvo aquellas que sean claramente religiosas. Y debieran haberse quitado hace mucho tiempo.
Hay días que me sorprendo porque estamos volviendo a debates de la Transición que pensaba superados. Pero ya veo que no.
Hay que recordar también la postura del PP, ese partido al que tanto se le llena la boca con las palabra Transición y Constición.
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