El caso es que actualmente este país tiene a miles de personas que no pueden hacer frente a las hipotecas que establecieron con las entidades bancarias. Hipotecas por 20 y 30 años para pagar la adquisición de una vivienda a precios desorbitados. Todavía me pregunto (y no encuentro la respuesta) cómo se ha consentido semejante dislate, cómo no se ha regulado de una forma lógica un mercado completamente disparatado. Una generación joven hipotecada casi hasta la jubilación pagando un precio (los que puedan hacerlo) por una vivienda que difícilmente volverá a valer lo que en su día se pagó por ella.
Pues bien, un gobierno verdaderamente de izquierdas debería estar en condiciones de plantearle a esos bancos, a los que se les han concedido ayudas por un importe superior a los 100.000 millones de euros, unas exigencias mínimas que vayan en favor de aquellos que perdieron trabajo y que, tarde o temprano, perderán también la vivienda por la que se hipotecaron.
Mucho más claro que yo, naturalmente, el Roto:
