Blasfemia

El cardenal arzobispo Antonio Cañizares calificó de blasfemia y de “agresión a la fiesta del cuerpo de Cristo” a un pasacalles festivo realizado la víspera del Corpus en Toledo. Es más, según EL PAÍS, Cañizares siente que su iglesia soporta “insultos, ofensas y agravios”, en un ambiente de falta de libertad religiosa y de “grandes ataques”.

Yo también podría sentirme agredido al ver cómo en las principales calles de mi ciudad, Salamanca, se instalan altavoces para que todos podamos oir las palabras del Obispo de turno, nos interesen o no, durante el paso de la procesión del Curpus. ¿Cómo pretenden dictarnos normas morales quienes basan sus creencias en suposiciones más o menos mágicas que en no pocos casos chocan contra la razón y la ciencia?

Me harta esta Iglesia reaccionaria que nos ha tocado vivir.

Coincide (maravillosamente) en EL PAÍS, en su página de opinión LA CUARTA PÁGINA de ayer, un artículo en el que nos recuerdan aquello que dijo Bush: que Dios “le pidió que invadiera Irak”.

No recuerdo que la Iglesia condenara como blasfemia esta afirmación de Bush, y mucha más razón habría tenido para haberlo que ahora a propósito de un pasacalles teatral.

Ya que tenemos que escuchar sus discursos amplificados por las calles, que menos que podamos ejercer nuestro derecho a reirnos de la Iglesia, si así nos parece. Faltaría más.


Ilustración de Enrique Flores para el artículo Casi todos hablan con Dios en Estados Unidos
LA CUARTA PÁGINA, EL PAÍS, 26.05.2008